
Rafael Garza Gutiérrez "Record" le dió vida, Pedro "Cheto" Quintanilla le dió identidad al darle el nombre de América, un equipo que arrancó desde abajo y que desde 1917 se incroporó a lo que en aquel entonces se le conocía como "La liga mayor".
El América ganó todo en la liga Amateur, y aunque hoy en día esto no sea reconocido desde aquel entonces se empezó a forjar una historia llena de títulos y de gloria. Al arrancar la era profesional el debút del América no podía faltar a su grandeza y se estrenaron como profesionales ganando por 6 goles a 1.
En 1959 fue cuando comenzamos a tocar la cima, Emilio Azcárraga Milmo adquirió al club, empezaron toda clase de apodos, “los canarios”, “los millonetas”, entre otros. Con esta transacción, se empezaron a escribir las glorias que hoy en día nos dotan de ser el equipo más grande e importante de México.
Es imposible olvidar a nuestras leyendas y a la gente que pintó su nombre en esta historia, como también olvidar partidos memorables, como cuando ganamos la Copa Interamericana de la mano de Carlos Reinoso y José Antonio Roca en el banquillo, venciendo al gigante sudamericano, Boca Juniors.
Llegaron los años 80, definitivamente diez años que cambiaron todo, ganamos todo lo que teníamos que ganar, formamos a las leyendas que hoy en día son parte fundamental de lo que llamamos “americanismo”, con una playera que se convirtió en mítica.
En esa década les ganamos tres finales a nuestros tres máximos rivales, dimos la vuelta ante el Guadalajara en la temporada 1983-84, ante U.N.A.M en 1984-85, y contra Cruz Azul en la temporada 1988-1989, hicimos en una década, lo que otros no logran hacer en toda una vida.
La única final entre América y Chivas la ganamos, y no sólo la ganamos, sino que demostramos que grande únicamente hay uno, y muy grande, le enseñamos a Pumas que nos sigue viendo de abajo para arriba, y a Cruz Azul le quedó claro qué es el América.
Hoy en día no hay nadie como nosotros en el futbol, un equipo con esta esencia es difícil de encontrar, alguien que haga temblar a los rivales con el simple hecho de ver nuestra playera, un estadio que pese tanto como el nuestro, y no sólo por las 110,000 personas que caben, sino por la pasión que se desborda en cada partido, una ideóloga que todos critican pero que a la vez, todos envidian, porque nadie la puede tener.
Arriba el América cabrones!!!!!! vámos por otra década de gloria y triunfo.
Ya dije