Mis tres o cuatro lectores se preguntarán: ¿y ahora este que hace aquí? y si, he tenido más que olvidado este refugio de mis incongruencias por bastante tiempo, pero hoy tenía que estar aquí compartiendo un sentimiento:
Quienes han leído más de tres posts en este blog de morondanga recordarán a mi querido Sensei, a mi maestro en legados de sabiduría popular, en fin a mi querido y admirado Tio Lacho. Un hombre como muy pocos, con un andar pausado, más no lento y un carácter sereno, a quién jamás en la vida escuché levantar la voz, devoto de sus hijos, convencido y convencedor de que la vida es para vivirse y para vivirla hay que disfrutar de todo aquello que para ti sea un placer, de opinión abierta y certera, que con una frase te encumbraba o te tiraba a la lona, sin aspavientos, sin perder su eterna serenidad.
Pero todas las historias deben llegar a un fin y así, el Tío Lacho decidió que ya la vida no le debía nada por todo aquello que El le habia dado a nuestras vidas, que era tiempo de partir. Nos deja un sinfin de enseñanzas, un hueco en el corazón y muchas lágrimas contenidas, pero lo más importante que nos deja es el privilegio de haber conocido a un hombre maravilloso que dedico su vida a convertirla en vida.
Te quiero maestro, tu recuerdo es imborrable!
¡Ya dije!