Catálogo de cibernautas extraviados

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Andanzas tempraneras

Hace apenas unos minutos leí un post de mi querido amigo Jesus Olague que me hizo recodar el no tan lejano ayer de nuestra tierna infancia......¿tierna? no creo que nuestros padres estarían muy de acuerdo con esto, porque en realidad eramos una auténtica manga de cabrones, y quiero conocer al valiente que me lo niegue (quiero excluir de semejante responsabilidad al Sr. Ing. Sergio Alejandro Rendón quien hasta la fecha sigue siendo un auténtico ratón de biblioteca), no puedo determinar si los niños de hoy sean igual de jijos del maíz como lo éramos nosotros o sean peores, aunque el Internet, la TV y los videojuegos me sirven de agravante para pensar que no es así, que ahora son mas tranquilos. En fin la cosa es que por lo menos en mi caso me toco hacer cada "daga" (como diría mi Sra. Madre) que Dios guarde la hora, pero pocas tan memorables como aquella ocasión en que Connie Flores y su servilleta se volaron un pomo entero de 1 Lt. de sidra "Pelayo" de la bodega de sus papás en alguna celebración de año nuevo (para no poner edades diré que estábamos recibiendo algo así como el año 1975) ahí mismo en su casa.
El detonante de esto fue el hecho de que a la hora del brindis pues nos dieron una probadita de sidra a todos los niños para brindar..... y oh sorpresa, que buena estaba esa madre, ni tardos ni perezosos la pequeña Connie y su compinche ideamos un plan para sacar otra botellota de ese delicioso elixir que había quedado abandonado en la bodega de la cocina, el plan se llevó a cabo y huimos con nuestro botín hasta la habitación de Connie, en donde nos encerramos en un ropero a repartir el tesoro.
No es necesario decir que una vez que le vimos el fondo al verde frasco ya traíamos un pedo sublime ambos, y así salimos a terminar la velada armando un verdadero desmadre y por supuesto con una risa que no podíamos contener (no les doy mas detalles porque sufro de lagunas mentales a causa del acohol), afortunadamente nuestros padres pensaron que nos había hecho efecto el traguito que nos habían compartido... que equivocados estaban.
En fin, ya en otra ocasión les contaré alguna otra andanza tempranera como aquella en la que proyecté a mi hermana menor contra una maceta de pedestal sentada encima de una patineta (jeje, que madrazo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di lo que se te inflame decir... aunque no quieras decirlo