La Hormiga y la Cigarra

Erase una vez una cigarra y una hormiga que eran muy amigas. Durante todo el otoño la hormiga se dedicó a colectar comida trabajando arduamente, mientras la cigarra se la pasaba en el desmadre, de antro en antro echando vino y canto, y sin trabajar, sin preocuparse en ningún momento por el invierno que se avecinaba.

Pasado el tiempo comenzó el frio y la hormiga se refugió en su casa atiborrada de comida en espera del invierno, pero escuchó que alguien la llamaba por su nombre afuera de su casa. Al asomarse vió a la cigarra en un carro deportivo último modelo, portando un costosísimo abrigo de pieles.

Cigarra: Amiga, me voy a pasar el invierno en Paris, ¿podrías cuidar de mi casita?

Hormiga: Claro, no hay bronca, pero, ¿que pasó? ¿de donde sacaste el auto, el abrigo y la lana para irte de viaje a lugares tan caros y por tanto tiempo?

Cigarra: Pues fíjate que un  productor musical me escuchó cantar la otra noche en un antro y me pagó un contrato millonario para cantar en Paris, por cierto ¿necesitas algo de por allá?

Hormiga: pues la verdad si, si te llegas a encontrar a Esopo, La Fontaine o a cualquiera de esos imbéciles que escriben fábulas diles por favor que se pueden ir mucho al carajo con sus pendejadas.

Moraleja: Trabaja para vivir, no vivas para trabajar, disfruta de la vida, busca tu media naranja, y si la vida te paga con un medio limón, ponle sal y chíngatelo con un tequila doble.

Ya dije